Entrevista a María Teresa Palma y Carlos Quiroz, fundadores de AnâmayaEmpiece escribiendo el nombre de una imagen del sitio o introduzca la URL


Miercoles 21 de Agosto del 2019



Anâmaya es una tienda de té que se dedica a la curatoría, venta y distribución de té en hebras de alta gama, un emprendimiento de dos Ingenieros UC que dejaron sus trabajos para recorrer el mundo, y, en plena travesía, idearon este negocio para cuando regresaran a Chile. 



María Teresa y Carlos se conocieron mientras estudiaban Ingeniería por medio de una amiga en común. Como la mayoría, luego de egresar ingresaron a trabajar. Sin embargo, el futuro les deparaba algo muy distinto a lo que estaban acostumbrados. 


Hace 5 años renunciaron a sus trabajos para viajar y dar la vuelta al mundo. María Teresa cuenta que “viajamos mucho por Asia y conocimos lo cultural detrás del té: las tradiciones y los rituales. Nos encantó. Cuando volvimos a Chile lo hicimos con la idea de abrir una tienda de té”. 


Al regreso, comenzaron a desarrollar esta idea una vez que salían de sus horas laborales y durante los fines de semana. Carlos recuerda que “después de las 6 de la tarde tratábamos de vender el producto y hacer todas las cosas que le toca hacer al emprendedor. Ver los temas de ventas, ir a ferias, todos los sábados ir a vender los productos”. 


Finalmente, decidieron renunciar a sus trabajos. Primero lo hizo María Teresa, ya que se dieron cuenta que para crecer tenían que poner toda la energía en el negocio. Luego de un año, Carlos salió de su trabajo y comenzaron a trabajar los dos a tiempo completo.


Anâmaya ya cumplió 3 años y, hace apenas 4 meses, lograron concretar la idea que tenían inicialmente: abrir un bar de té. Es un espacio moderno donde pueden dar a conocer otras cosas como el uso de té en la cocina, preparación de otras bebidas como smoothies y mocktails, y ofrecer una experiencia sensorial a los clientes. 



/s/anamaya.jpg?v=1


¿Cómo comenzaron este negocio?


Carlos: Siempre quisimos abrir una tienda de té, pero empezamos siendo proveedores, principalmente de cafeterías. Fue difícil avanzar en este mundo, porque hay pocos lugares que ofrezcan té de alta gama como los nuestros.


María Teresa: Me certifiqué como Sommelier de té y soy miembro del equipo de especialistas de El Club del Té. Esto me sirvió para dar un servicio de asesoría a las cafeterías que vendíamos para que sirvieran y prepararan correctamente el té.


Si bien comenzaron como proveedores, hoy no es lo único que hacen


María Teresa: El modelo de negocio tiene 3 líneas de trabajo. Por una parte está el B2B, que fue con lo que comenzamos. La segunda línea es el local que abrimos y, por último, tenemos un negocio más enfocado en la experiencia del consumidor a través de catas de té.


¿Cómo ha sido la experiencia de emprender y en pareja?


María Teresa: Hoy proveemos a 40 cafeterías en Santiago y regiones. Pero al principio fue difícil. La venta es muy desgastante. Cuando trabajaba en empresa grande no le veía tanto valor. Ahora que lo he vivido, ha sido un crecimiento desde el punto de vista profesional. 


Carlos: Ves el negocio de otra forma. En una empresa estás enfocado solamente en un área y ahora tenemos que preocuparnos de todo. 


María Teresa: Y estar emprendiendo juntos es un tema, porque terminas viéndote todo el día!


¿Cómo consiguieron los recursos económicos para montar Anâmaya?


Siempre fuimos buenos para ahorrar, y de a poco fuimos formando el fondo de financiamiento que ha sido 100% nuestro. Ha sido mucho de invertir.


¿Qué ha sido lo más difícil para ustedes?


María Teresa: Quizás el pasar por una etapa de que te afecta lo que te digan. Que piensen “acá viene el vendedor a molestar”. Estar insistiendo creo que fue lo que más me costó. 


Carlos: Como emprendedor me sentí a veces “desamparado”. No sé si es así en general. Pero con esta experiencia ahora me gusta apoyar a otros emprendedores que están en la misma situación que uno.


¿Qué hubiesen hecho distinto ahora que tienen más experiencia?


María Teresa: Siento que no nos hemos equivocado tanto. Todo ha sido aprendizaje. Te pueden decir cosas, pero si no las vives, no tienes cómo saber si iban a funcionar. Hay mucho de prueba y error, analizar y ver por qué no funciona tal cosa.


Carlos: Hay cosas que hemos hecho de manera más instintiva, en el sentido de “démosle no más”. En la universidad y en el trabajo uno hace un montón de evaluaciones, pero para hacerlas necesitas buena información, y encargar un estudio de mercado para un emprendedor es muy costoso.


¿En qué fase del negocio están?


María Teresa: Hace muy poco abrimos la tienda y nos ha ido bien. En 3 meses pagamos los costos y estamos generando ingresos. 


Carlos: Estamos en una etapa incipiente. Hay tanto por hacer, el tiempo es escaso y tenemos que ver dónde enfocarnos. Hoy en día es la tienda. También aumentar las ventas de las nuevas líneas de negocios. 


Además, con Anâmaya, apoyan la inclusión de personas con capacidades diferentes al mundo laboral. Es así como todo el trabajo de envasado y etiquetado lo hacen con la Fundación Corpam. “Trabajamos con ellos desde que partimos y ha sido un aprendizaje muy bueno. Al principio tienes prejuicios de cómo van a resultar las cosas. Tuvimos que armar un proceso productivo fácil para que no se enreden con las 50 variedades de té que tenemos. Pero finalmente lo han hecho super bien”, cuenta María Teresa. 


Anâmaya, té del mundo

www.anamayate.cl

Diego de Almagro 4715, Ñuñoa, Santiago

(Metro Bilbao / Metro Príncipe de Gales)


Horarios de atención:

Martes: 16:00 a 21:00

Miércoles a domingo:9:00 a 21:00 

Facebook: anamayate

Instagram:anamayate

Twitter: anamayate


*María Teresa Palma es Ingeniera Civil Industrial Química, Generación 2003 y Carlos Quiroz es Ingeniero Civil Industrial Eléctrico, Generación 2002.