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Matías Miranda 


Consultor en Marketing Digital| España

Generación ‘04



Te embarcaste en la aventura de dejar un trabajo “tradicional” para vivir una experiencia bastante particular: viajar por el mundo en bicicleta ¿Cómo lo lograste? 

El dejar el trabajo no es lo difícil. Lo difícil es el miedo a tomar decisiones realmente por uno mismo. Me imagino que lo que sentimos nosotros debe ser similar al miedo a emprender, la principal diferencia radica en que yo me cuestionaba entonces qué sería para mi una vida exitosa y ciertamente no veía una respuesta en el plan de carrera tradicional.


¿Qué cosas fueron las que te llevaron a tomar esta decisión con tu esposa? 

Puedo resumir las muchas causas en dos grandes temas. El primero es la desilusión. Por esos años mi padre, ingeniero jubilado, entraba en fases avanzadas de una demencia. Vi cómo una vida de trabajo y sacrificio por su familia se perdió sin sus años dorados. Al mismo tiempo, en mi trabajo pasaban cosas que me asustaban respecto a la sociedad en Santiago y muy relacionadas al estallido social de estos días. En un plazo de un año fuimos víctimas de un robo en las bodegas, en las oficinas, robo de nuestro propio personal, y estafas con nuestras campañas de marketing de referidos o similares.

El segundo gran tema fue la curiosidad. La UC me permitió irme de intercambio a California y ver un estilo de vida muy distinto al chileno. Decidimos recibir gente de couchsurfing y warmshowers (redes de hospitalidad y reciprocidad). Cada visita la transformaba en un interrogatorio de modos de vida y sociedad. Quise salir para aprender sobre la realidad de aquellas cosas que damos por sentado en Chile y quizás son sólo un constructo social local.


Llegó un punto en que el miedo que sentía por salir de la zona de confort era menor que el miedo de quedarme ahí mucho tiempo.

Ya van a ser casi dos años viviendo en Palmas de Mallorca, ¿Por qué se quedaron ahí?

Lo importante no es elegir un destino, lo importante es saber que quieres para tu lugar de vida. Para nosotros la lista incluía lo siguiente:

-Una ciudad mediana. No estamos dispuesto a pasar horas del día en transporte ni a tener un auto y por ende tienes que vivir en un sitio que te lo permita.

-Cercanía al mar y buen clima.

-Alguna industria fuerte donde poder crecer, como acá es el turismo. 

-Una sociedad “puertas afuera”, por esto me refiero a lugares donde se hace más vida en espacios públicos que en privados. Ejemplos son España, Australia, Grecia, Taiwán.


Palma tiene todo esto y además es ideal para el ciclismo y la vida outdoor, acá un fin de semana normal puede regalarte momentos de dicha.



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¿Qué crees que de tu formación de Ingeniero te ha servido para hacer de esta experiencia un estilo de vida?

De mi formación siempre rescato la resiliencia que la escuela genera, a veces a palos, en nosotros. También, las herramientas organizativas y de ejecución de proyectos. Para mi fue casi natural que, una vez que supe lo que quería hacer, debía alinear mis acciones con ahorrar en su momento, en planificar luego y el sentirme preparado en la ejecución para enfrentar situaciones difíciles, como encontrarnos de noche solos en pueblos de Marruecos, o el robo de nuestras billeteras y pasaportes en Vietnam.

De los años que llevan viajando, ¿qué experiencias de las que han vivido son las más enriquecedoras hasta ahora?

Mis mejores momentos del viaje tiene relación a la conexión con la gente local. Por ejemplo, antes de ir a Marruecos nos advertían que no era seguro porque eran musulmanes. Lo que pasó en verdad fue que en cada noche allá, fuera de las ciudades, algún vecino nos invitó a su casa a dormir y a cenar a pesar de no tener un idioma común.


En Nueva Zelanda, tuvimos un problema con las visas y no teníamos tiempo para hacer el viaje completo por la isla sur. Al contárselo a una pareja de Wellington que acabábamos de conocer hace 30 minutos, nos prestaron su auto para poder ir a viajar en él.


En Taiwán a Camila la chocó una moto. La persona en vez de evadir la responsabilidad nos llevó a la policía, nos ofreció una noche de hotel, y al día siguiente nos paseó por toda la ciudad buscando una pieza de repuesto, que por supuesto pagó.


Puedo decir sinceramente que soy una persona mucho más empática y con un carácter más templado que lo que era antes de salir de Chile gracias a la marca que estas experiencias dejaron en mí.


Para los que están leyendo tu historia y quisieran seguir tus pasos, ¿qué recomendaciones le harías?

Partir por darle la vuelta al miedo y hacerte la pregunta, ¿qué me espera si no hago el cambio que estoy considerando? Hay mucho dogma en nuestra profesión respecto a lo que debe ser una carrera exitosa. Y si bien con una “laguna laboral” se cerrarán algunas puertas, ¿Llevan ellas a lugares donde te apetece entrar?


Segundo:lee, infórmate. Baja tu plan fantástico a etapas concretas que puedas ir dando. Averigua de gente que haya hecho algo similar y entrevístala. En mi caso, antes de dar el primer pedaleo ya sabía cosas cómo qué hacer para sacar una visa para Armenia en 9 meses más. Nada mejor que tener un buen plan para después no seguirlo.